He tenido el privilegio de participar en varias modalidades de ciclismo, cada una con sus propios desafíos y emociones. En ciclismo de carretera, he disfrutado de la velocidad y la estrategia necesarias para competir en largas distancias sobre asfalto desde escuelas hasta master pudiendo participar en alguna marcha cicloturista. La adrenalina de las carreras y la satisfacción de superar mis propios límites han sido inigualables.
En mountain bike, he explorado terrenos accidentados y senderos naturales, enfrentándome a obstáculos que ponen a prueba tanto mi habilidad técnica como mi resistencia física. La conexión con la naturaleza y la emoción de cada descenso han hecho de esta modalidad una de mis favoritas.
El ciclocross me ha permitido combinar la velocidad del ciclismo de carretera con la técnica del mountain bike, en circuitos que incluyen barro, arena y obstáculos artificiales. La versatilidad y la exigencia física de esta disciplina me han ayudado a mejorar mi rendimiento general como ciclista.
Finalmente, en gravel, he encontrado una mezcla perfecta de aventura y desafío. Pedalear por caminos de grava y rutas menos transitadas me ha brindado una sensación de libertad y descubrimiento, explorando paisajes que de otro modo no habría conocido.